Dentro del análisis de las sagas que nos han acompañado en nuestra vida cinéfila, hoy quiero rescatar la protagonizada por un superhéroe algo especial que nos acompañó durante tres películas: Blade. Esta trilogía tan conocida se basa en un personaje que nació en los años 70 de la mano de Marv Wolfman y Gene Colan, dos miembros del equipo de Marvel que trabajaban al mando del gran Stan Lee. De hecho se extendió el rumor de que Lee hacía su típico cameo en la película, pero es falso porque el dibujante sólo participa en las pelis de los cómics que él ha engendrado.
La primera aparición en las salas de cine fue en el año 1998 de la mano de Sam Norrington, un director que ha hecho apenas 4 películas en las que sólo hay que destacar esta primera entrega del vampiro-humano y el fiasco sonoro de La Liga de los Hombres Extraordinarios, peli de 2003 que hizo que decidiera no volver a dirigir más. Lejos de la polémica creada por su última película, con Blade el director hizo un buen trabajo, creando una película de acción directa, simple y con cierto humor ácido que hicieron las delicias de todos los aficionados al género. La película narra la lucha entre el mundo vampírico oculto a la sociedad pero que en realidad domina muchos ámbitos de la misma y un antihéroe que mezcla lo bueno de los dos mundos. Tiene la fuerza y la agilidad de un vampiro, pero aguanta la luz del Sol y la plata como un humano. Lo malo: que tiene que placar su sed de sangre con un suero que le ayuda a preparar su compañero Whysler. En el éxito de la peli también ayudaron las buenas maneras que mostraron todos los protagonistas principales, que junto a unos efectos especiales bien hechos y una banda sonora muy bien acoplada al tema, dejaban un gran sabor de boca al acabar las más de dos horas de duración del filme. Wesley Snipes estaba en buena forma y todavía hacía pelis realmente decentes, aunque ya empezaba su cuesta abajo. Stephen Dorff interpreta a un villano típico de dominador mundial del mal, pero muy carismático y peculiar rodeado de todo el ambiente vampírico. Kris Kristofferson hace una de sus incursiones cinéfilas a las que nos tiene acostumbrados desde hace 30 años, en las que siempre se le ve un poco forzadete, pero que aun así hay que quererle. No en vano es el ayudante desvalido de nuestro héroe.
Cuatro años más tarde, un joven Guillermo del Toro se decidió a renacer a este personaje con Blade 2. Chascarrillos aparte como la siempre incursión de su amiguete Santiago Segura en sus pelis y la casi segura de Ron Pearlman, hay que decir que a mí, al contrario que a la mayoría de gente con la que he hablado, no me parece más floja que la primera. Aunque ya sabíamos a lo que atenernos a mí me parece que la historia, de nuevo con guión de David S. Goyer basado en los cómics de los mismos autores, es más elaborada que la primera. En esta ocasión hay una nueva raza de vampiros que están matando tanto a humanos como a los vampiros de siempre, por lo que Blade se une a un grupo de élite vampiro que en principio estaba destinado a cazarle a él. Pronto descubrirán que el origen de esta nueva raza dominante está más cerca de lo que creen, haciendo que los que parecían enemigos no lo son tanto. Si a este argumento, ciertamente más elaborado que en la primera película, le sumamos que a nivel de reparto es más coral, lo que le aporta algo más de empaque, y que tiene escenas de acción mejor hechas, el resultado final para mí es mejor. Más allá de que Snipes vuelva a hacerlo bien. Además, tiene ese cierto toque de humor cínico del director mexicano que tanto me apasiona.
La tercera película de la saga es Blade Trinity, una película claramente inferior a las dos anteriores, aunque siempre la valoraremos por descubrirnos a una jovencita prometedora de nombre Jessica Biel con posiblemente unos de los ojos más bellos del firmamento de Hollywood. La cinta está dirigida por David S.Goyer, el que fue guionista de las dos anteriores, y el resultado es algo decepcionante sobretodo porque la trama es más irrealista e irreverente con un villano increíble desde el principio, al que tampoco ayuda la insulsa interpretación de Dominic Purcell. Tampoco ayuda que dentro del reparto nos cuelen a un payasete (Ryan Reynolds demostrando ya lo mal actor que iba a ser), una mujer ciega que estaba claro que iba a morir para darnos mucha pena y unos chistes facilones y sin gracia la mayoría de veces. En esta ocasión la cinta se centra en la figura de Drácula, el líder original de los vampiros al que rescatan un grupo de fervientes seguidores. Blade tendrá que medirse a un enemigo superior a los que normalmente ha tratado, lo que hará que busque ayuda en el equipo de la hija de Whysler. Como ya he dicho, muy floja en casi todos sus aspectos, incluida la actuación de Wesley Snipes, al que se ve un poco forzado en muchas ocasiones. Fue un poco decepcionante que cerraran la saga con esta película, la verdad.
Afortunadamente para todos los fans de este personaje y del gran Wesley Snipes que tantos buenos momentos nos ha dado, parece ser que Marvel y el actor están dispuestos a rememorar el personaje del que ha visto el sol en una nueva serie para la cadena Netflix o en una película protagonizada por la hija de Blade, Fallon Grey. Veremos si estos rumores se convierten en realidad o se quedan en nada.
En fin, estamos ante una saga con ciertos altibajos pero muy decente y que personalmente me entretiene mucho. Es evidente que no es la mejor del planeta en cuanto a superhéroes se refiere, y más ahora que tenemos muchas más donde elegir, pero sí que son dignas de reseñarse, por lo menos en lo que respecta a este humilde blog cinéfilo.
MIS NOTAS:
Blade: 6,5/10
Blade 2: 7/10
Blade Trinity: 5/10